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Walter Elias Mito

Tal día como hoy (5 de Diciembre), nacía el mago que hacía posible todo esto. Veía la luz, concretamente, en 1901, inaugurando el siglo XX que luego ese muchacho de nombre Walter Elias Disney cambiaría radicalmente en muchos aspectos. La ciudad que lo vio nacer fue Chicago.

Según la biografía que se pública del genio en mundodisney.net, Walt dejaba la escuela a los 16 años. Más adelante estudiaría esporádicamente, en muy breves periodos, en su cuidad natal y en Kansas City. Ya con 22 años, comenzó a producir sus primeros dibujos animados en Hollywood, en sociedad con su hermano Roy. De 1926 a 1928 produjo una serie de dibujos, “Oswaldo el conejo”, para la productora Universal Pictures.

Steamboat Willie (Willie el barco de vapor, de 1928), producida por su propia empresa, suponía el nacimiento de su primer personaje famoso, Mickey Mouse, además del inicio del cine sonoro para los dibujos animados, simpáticos, pero mudos hasta entonces.

Sin tiempo para un respiro

A partir de aquí, la vida de Walt fue, simplemente, no parar ni un segundo: realizó a continuación la serie de “Sinfonías tontas”, que comenzaba con “La danza del esqueleto”, de 1929. Dio otro importante empujón al mundo de los dibujos animados introduciendo el color en “Árboles y flores” (1932); y siguió creando personajes como es el caso del pato Donald en 1934.

Poco después, Disney producía su primer largometraje, que es también el primero de animación de la historia del cine: en 1937 veía la luz “Blancanieves y los siete enanitos”. A este largo le siguieron “Pinocho”, de 1940, “Fantasía” en 1941, y Bambi un año después.

Minnie and Mickey with Birney at the Disneyland Main Entrance

Un gigante nacido de un lápiz

Entre los 50 y los 60, Walt Disney Productions llegaba a ser una de las mayores productoras cinematográficas del planeta, al tiempo que su creador intentaba mantener el control artístico tanto como le era posible.

Pero Walter E. Disney no se conformaba con el cine: la empresa se embarcó en la publicación de literatura infantil y comics, la mayor parte protagonizados por sus personajes Donald y Pluto.

Espacios gigantes para un gigante de la ilusión

Era el año 1955 cuando Walt Disney Productions abría un parque faraónico, “Disneyland”, en Anaheim, California. Sus reconstrucciones históricas y sus llamativas, por no decir espectaculares atracciones lo llevaron a ser en un foco turístico de primera línea. Después, con la misma orientación, abriría sus puertas Disneyworld, cerca de Orlando, Florida, en 1971, y ya en 1992, Eurodisney, cerca de París.

Pero no sólo de la animación ha vivido la productora: en su catálogo se encuentran documentales, como “El desierto vivo” de 1953, o “Los secretos de la vida” 1956, además de películas con actores de carne y hueso, como es el caso de “La isla del tesoro”, en 1950; Robin Hood, de 1951 o Mary Poppins (1964), entre otras muchas. Disney también ha producido más recientemente para televisión series y programas como “Davy Crockett”, “El club Mickey” o “El Maravilloso mundo de Walt Disney”.

Podemos resumirlo en que a lo largo de su historia, Walt Disney ha recibido 26 oscars.

Maduremos para ser niños

¿Recuerdas cuando la guerra era un extraño deporte de equipo entre grupos de chicos el sábado por la tarde? Los mismos que el domingo se iban al cine y se sentaban en pandilla, murmurando y riéndose hasta que el acomodador los deslumbraba con la linterna y, en algunos casos, los sacaba de las orejas mientras Bud Spencer moldeaba cráneos o Clint Eastwood le preguntaba a algún malo si se sentía afortunado.

Evidentemente, el malo en cuestión no podía sentirse afortunado, al menos no tanto como los que recordamos aquellos tiempos, o como los que, dentro de veinte o treinta años, recuerden cómo marcaban goles de mentirejillas en el césped virtual de la videoconsola.

Happy Children Playing Kids

Sí: hablo de recuerdos porque se me ha venido a la cabeza dónde estaba yo cuando nació Eurodisney, Disneyland París, o comoquiera que se llame ahora, hizo el 12 de Abril veinte años. Y, aunque no puedo precisar el lugar exacto, sí sé que estaba en medio de la adolescencia, dura como cualquier otra, en la que tenía que fingir que era mucho mayor, como cualquier otro, y en la que debía hacer como que la ilusión era cosa de niños y que no me importaba, como un idiota.

12 de Abril de 1992

El caso es que aquel día de mediados de Abril, aunque me empeñara en no sentirlo, algo cambió en el mundo. Esa ilusión que negaba o esa magia de la que renegaba se hizo real para muchos niños, mayores e incluso para algunos que, como yo, estaban a medio camino entre lo uno y lo otro y que no les importaba tanto lo que pudieran decir de ellos.

Por suerte, ese cambio no fue flor de un día y un servidor –creo que por fortuna- siguió cumpliendo años. Ahora desde una madurez cada vez menos temprana deseo lo contrario que en 1992: quiero seguir creyendo y haciendo creer que soy joven, que no se me cae el pelo, la salud ni la ilusión.

Maduremos: seamos niños

Es por eso que me imagino cómo habría sido Disneyland París para un yo adolescente y lo comparo con lo que supone hoy para mí. Es posible que muchos piensen que un adulto sólo puede disfrutar del parque a través de los ojos de un niño al que acompañe.

Puede ser que algunos crean que eso de la magia se compra a tanto la entrada y que, pasados los doce años, Mickey es sólo un tipo disfrazado. Algunos. Los que, siendo mayores que yo, siguen viviendo mi adolescencia.

¿Puedes sentir el amor esta noche?

Siempre he pensado que la música es lo mejor que ha podido pasarle al ser humano. Bueno: más o menos. Pero en lo que no admito matices es en que la música es una verdadera bendición para el alma…

Y una maldición para mí, que soy incapaz de dar más de una de cada diez notas en su sitio. Soy de los que siguen el ritmo, pero el ritmo siempre se le escapa. El perfecto remedio para la sequía, vaya.

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El caso es que esta disonancia existencial (¡toma expresión!) no hace que me guste menos la música. Al contrario: un melodía bonita o una armonía compleja a la vez que hermosa hacen que me sienta como el niño al que el mago le saca una moneda de oro de detrás de la oreja.

Magia con sonidos

Es por eso que cuando voy al cine suelo fijarme en las bandas sonoras. Y las de Disney son espectaculares ¿Cómo no van a tener oscars suficientes como para montar una fundición? En este caso, hay que destacar que la Factoría de la Ilusión se toma muy en serio se trabajo, para lo que contrata a los grandes entre los grandes.

Uno de los casos más evidentes es el de “El Rey León”, en cuya música tomaban parte tres grandes: Hans Zimmer, Tim Rice y Sir Elton John. Y, dentro de lo mágico de la banda sonora, no he podido resistirme a destacar un tema que le valió la Estatuilla al compositor de Nikita, Candle in the wind, Sacrifice…

Can you feel the love tonight?

No he podido, ni querido, refrenarme ante la idea de compartir “Can you feel the love tonight?”. Si existe la diosa de la belleza –me la imagino como una diosa, que cada cual encarne a la belleza como quiera-, seguro que la canción que tararea cuando está de buen humor es ésta.

No son dos leones animados dejándose enamorar. Es una historia de amor en cuatro minutos, que empieza con dos fieras que se miden y acaba con dos amantes arrullándose mientras Kristle Edwards, Joseph Williams, Sally Dworsky, Nathan Lane, y Ernie Sabella cantan aquello de: “And can you feel the love tonight?/How it’s laid to rest/It’s enough to make kings and vagabonds/Believe the very best.”

Reconozco que pierde algo de encanto traducido al español: “¿Puedes sentir el amor esta noche?/Como es acostarse a descansar/Es suficiente hacer reyes y vagabundos/Creer en lo mejor.”

Pero, con todo ¿Aún te preguntas por qué me gusta tanto la música?

La canción más interpretada y traducida del mundo

Nos vamos a dar un delicioso paseo en barca y lo hacemos, además acompañados de una maravillosa música y rodeados de audioanimatronics graciosísimos en todos los sentidos ¿Por dónde vamos a dar este paseo en barca? Pues por todo el mundo, que al fin y al cabo no es un espacio tan amplio.

De hecho, el nombre de la atracción, “It’s a Small World”, se traduce por “Es un mundo pequeño”. Tan pequeño que lo recorreremos en un cuarto de hora. Pero tan delicioso que tendremos la sensación de haber conocido buena parte del planeta y de que este mundo, a pesar de no ser perfecto, vale la pena.

La canción más interpretada y traducida del mundo

Lo primero que nos llama la atención al entrar en este particular mundo es la música, y que además tiene una historia curiosa: En principio, la atracción iba llamarse “Children of the World” (“Niños del mundo”) y se intentó que su banda sonora fiera una mezcla de las de todas las tierras que recorremos en el bote. La cacofonía era insufrible.

La mano de los hermanos Sherman

Entonces, Walt Disney les enseñó una maqueta de lo que iba a ser la atracción parte de su  equipo de compositores musicales, los hermanos Robert B. Sherman y Richard M. Sherman,. Sus palabras fueron: “I need one song that can be easily translated into many languages and be played as a round.” (“Necesito una canción que pueda traducirse fácilmente a muchos idiomas y que pueda tocarse en bucle” –traduttore, traditore-).

Fue entonces cuando los hermanos Sherman escribieron “it’s a small world (after all)” (“Es un mundo pequeño (después de todo)”) cuando estaba iniciándose la Crisis de los misiles de Cuba, algo que influyó en el mensaje de paz y hermandad de la canción.

La has oído miles de veces

Cuando se la presentaron a Walt lo hicieron en un tempo de balada y él les pidió algo más alegre, de modo que aceleraron el ritmo y cantaron la canción en contrapunto. A Walt le entusiasmó tanto la música que cambió el nombre de la atracción y la bautizó por el de su banda sonora.

¿De qué canción hablamos? Pues, además de ser la más traducida del planeta, es la misma que suena como demo en muchos teclados musicales o en los carritos de los helados de muchas de las películas estadounidenses.

También encontrarás una versión (satírica) en un episodio de Los Simpson, cuando Bart y Lisa acompañan a su tía al parque de Aaracciones Duff. Allí, en un túnel que remeda a la atracción original, unos animatronics cantan “Duff para mí, Duff para ti, cerveza Duff te hará feliz…” ¿Ya? Esa es.

Ilusión para quienes reparten ilusión

Nuestra ilusión es que cualquiera de esas vocecillas blancas cante, cándida: “¡Nosecuatomiiiiil eeeurooosss!” el próximo 22 de Diciembre. Hablamos de los niños de San Ildefonso, cuyas voces ponen banda sonora a los sueños españoles el día de la lotería de Navidad.

Todos los escuchamos, gastándonos mentalmente lo que nos tocaría si antes de la cantinela de todos los euros que vale el “Gordo”, el otro niño, el que está justo al lado, entona el número que llevamos en la mano o en la cartera. Ilusión, dicen que se llama.

Ilusión para quienes reparten ilusión

Lo malo de eso de la ilusión es que, cuanto más crecemos, más abarca la palabra y más se queda en eso, en una palabra, ya que los sueños, cuando se hacen complejos dejan de serlo. Hagamos memoria: no siempre fue así: ¿Qué sentíamos cuando nos anunciaban que iban a venir los Reyes Magos esa noche? ¿O cuando nos íbamos, simplemente, a ver una “peli” de dibujos al cine?

Cada edad tiene su ilusión

Pero hemos crecido y, para mal o para bien, lo que llamamos ilusiones suelen estar fuera de nuestro alcance o, como poco, de nuestro control. Por suerte, han seguido naciendo niños que conservan viva y dan sentido a la palabra.

Pues este artículo trata (ya era hora de ir desvelándolo) de quienes reparten ilusión con sus voces y de cómo la suya, sencilla como la de cualquier otro niño, se ha hecho realidad. En este artículo hablamos de cómo los niños de San Ildefonso, artífices de la realización de algunos sueños han hecho realidad los suyos.

Un viaje maravilloso

21 niños de la residencia –que no colegio- San Ildefonso de Madrid han viajado a Eurodisney, donde han sido protagonistas de la inauguración de la campaña de invierno de parque. Los pequeños eran recibidos en un ambiente decorado con personajes de Disney y tuvieron la ocasión de montarse en algunas de las atracciones más conocidas del parque parisino: Dumbo, Las tazas locas de Alicia, Space Mountain…

Durante la inauguración se producía el encendido de la iluminación del abeto de 24 metros de altura que cada año por Navidades saluda a quienes visitan el parque de la Factoría de la Magia en París.

Por cierto: el vuelo que los niños tomaron entre Madrid y París se realizó en un Boeing 737-800. Si no fuera porque es uno de los cuatro que Air France ha tematizado con motivo del vigésimo aniversario de Disneyand París, sería un detalle sin importancia. Claro que, a veces la ilusión surge de pequeños detalles: un número, una voz infantil…

¡Que renazca la magia por Navidad! (II)

He aquí la segunda de las entregas del repaso de actividades que los parques Disney ofrecen por Navidad. El único criterio de separación (o de unidad de cada artículo, según se mire) es el que se refiere a que cada artículo habla de un solo parque.

En la primera entrega de esta serie hablábamos de lo que va a ocurrir –o está ocurriendo- en Disneyland Park y, para concluirlo, dejábamos constancia de que aún nos faltaba una buena cantidad de actos por repasar en artículos posteriores. Bien: éste es, a la vez, un artículo posterior y una promesa cumplida.

¡Que renazca la magia por Navidad! (II)

Terminábamos la primera parte de este repaso con la posibilidad de que los niños conocieran a Papá Noel y comenzaremos ésta ofreciendo lo mismo, sólo que es este caso es Goofy quien ejerce de Santa Claus en Main Street y Town Square. El horario para conocer a Goofy Noel es de diez a dos y de dos y media a tres y media.

Muuuuy felices fiestas

Por su parte, en Fantasyland, cerca del país de los cuentos de hadas, Bella nos desea feliz Navidad cada hora de once y media a una y media. La famosa vaca repite el saludo a las cuatro y a las cinco.

Para conocer al osito Winnie o sus amigos, nos acercaremos Por Main Street, en la esquina de Casey de diez a doce y cuarto y dos y media a tres y media. Y, hablando de conocer, si a quien queremos encontrarnos es a Jack y a Sally Cemetery, de la película de Tim Burton “Pesadilla antes de Navidad”, podemos hacerlo en Frontierland, cerca de Thunder Mesa Riverboat Landing.

Directos a la ilusión

Por supuesto, no podían faltarlos espectáculos en directo, como el que nos ofrecerán The Jingle Bell Boys del 21 al 23 de Noviembre en diferentes horarios. Podemos también disfrutar de Mickey’s Music Hall Brass, en Fantasyland- Meet Mickey Mouse, en este caso los días 21 y 22 de Noviembre a las once, doce, una, tres y cuatro.

Cabe recordar que todo los días, justo antes de cerrase el parque, tenemos el espectacular show de luz y sonido “Disney Dreams!”, en Main Street-Central Plaza. Y, como no, Cada día, a Las cuatro de la tarde, el desfile Disney Magic on Parade.

Hasta, las incontables citas en Disneyland Park. Nos faltan las de Walt Disney Studios. Pero eso será tema de otro artículo, puesto que, como sabes, no queremos abrumarte con datos y números, que parecen enemigos acérrimos de la magia y la fantasía.

Miguelito

Hoy no vamos a fijarnos en números, atracciones ni hoteles. Lo que hoy llama nuestra atención es un balance que, de una u otra forma, queríamos hacer antes de que llegara Diciembre. Y es que en 2012 se han cumplido los 20 años de Disneyland París.

Con este artículo, nos adelantamos a todos aquéllos que esperan a última hora para decir si algo ha estado bien, mal o justo lo contrario. Además y por si los iluminados que hablan de que los mayas dijeron que el 21 de Diciembre de este año se acaba el mundo tienen razón, nosotros nos dejamos los deberes hechos.

Miguelito

Miguelito

No es fácil resumir la historia de estos veinte años en pocas-ni en muchas- palabras. Tal vez puedan concentrarse, en imágenes, pero no fotografías ni vídeos. De  hecho, el mejor resumen es el que te vas a montar ahora mismo en tu mente: cierra los ojos (…)

Corrección

Ahora que los has abierto, me doy cuenta de un pequeño problema logístico: si cierras los ojos, no puedes seguir leyendo este artículo. Mantenlos abiertos hasta que te digamos que los cierres.

Cuando bajes los párpados, en unos minutos, imagínate a un niño… Seis o siete años, apenas. Uno rubito y de ojos claros y muy brillantes, con una sonrisa mellada. Es menudo y delgado para su edad. Viste… Como visten todos los niños, con ropa informal y colores alegres.

Imaginación

Ponle un nombre: Pedro, Daniel, Jorge… ¡Miguel! Lo voy a llamar Miguel. Tú, llámalo como te parezca. El caso es que Miguel cree que el mundo se reduce a esa minúscula parcela que es capaz de aprehender con la vista y el futuro más lejano, a las Olimpiadas que va a ver con su padre cuando acabe la escuela.

Un día de Mayo, sus padres, en la cena, tras dirigirse entre sí una mirada cómplice, le preguntan “Oye, Miguelito, ¿a ti te gustaría conocer al ratón Mickey?” Y ese es el principio. Un viaje como él no imaginaba que existiera, una noche en la que no concilia el sueño. El desayuno menos apreciado y más rápido de su vida…

Ilusión

El parque. Miles de personas. Atracciones, colores y música que se mezclan para hacerlo feliz. Cuando el ratón animado se muestra ante él, en tres dimensiones, vivo y saludándolo, los ojos brillantes de Miguelito, la sonrisa, el gesto del niño resumen veinte años de Disneyland París.

Para que acabes de comprenderlo: esa imagen que te has formado es la que se ha repetido miles (¡millones!) de veces y la que da sentido al parque, en sus veinte años y en los doscientos venideros. Ahora, cierra los ojos e imagínate que tú eres Miguelito. Bienvenido a la magia. Bienvenido a los veinte años de Eurodisney.

Navidad en Eurodisney

Ya se están anunciando juguetes y perfumes. Los supermercados ya exponen una buena cantidad de productos como polvorones o calendarios de Adviento y en algunas ciudades ya se ha colocado la que será la iluminación navideña –aunque este año vayan a esperar a última hora para encenderla-. Ya huele a Navidad.

Y en Eurodisney ya está todo listo para que sea tan mágica como corresponde a estas fechas, pero más aun por ser parte de la Factoría de la Magia. E incuso más, si pensamos que este año se cumplen los veinte años de existencia del parque parisino.

Navidad en Eurodisney

Las celebraciones en torno a la Navidad han empezado el 9 de Noviembre y se van a prolongar hasta el seis de Enero. Son, pues, dos meses de Navidad. Los actos son muchos y variados, pero es mejor vivirlos que leerlos, de modo que sólo te vamos a ofrecer unas pinceladas sobre algunos de ellos.

Los niños son los protagonistas

Por ejemplo, nada más entrar al parque te vas a encontrar con el ya tradicional árbol de Navidad de 24 metros de altura. Todos los días se ilumina, acto para el que se toma a un niño al azar, que se encargará de encender las luces.

Por otra parte, puedes conocer a Papá Noel en su aldea de Disneyland, donde podrás entregarle tu carta, de la que recibirás respuesta al cabo de un par de semanas… ¡Hablando de Papá Noel! Goofy se disfraza de Santa y monta los niños en su trineo para que se hagan fotos.

Cabalgatas y espectáculos

Por supuesto, tendremos cabalgata especial de Navidad, momento en el que Papá Noel se paseará por Main Street rodeado de muñecos y otros juguetes que cobrarán vida por arte de magia. Lo hará, además, varias veces al día.

“It’s a small world” también se viste de Navidad, rindiendo un homenaje a todas las celebraciones de cualquier de los rincones del mundo. Tampoco faltará “Dreams”, un maravilloso despliegue de tecnología y efectos especiales, al final de cada jornada.

Fechas señaladas

Asimismo, podremos asistir a las cenas de Nochebuena, Nochevieja y, como no, otra de las noches mágicas: la de Reyes. Todo pensado para que los ojos de los niños apenas parpadeen de pura emoción y los de los mayores los imiten, inundados de felicidad.

La Fábrica de la Magia en la época en que la magia inunda el mundo: todo el mundo debería poder disfrutarlo al menos una vez en la vida.

Eurodisney lucha contra su deuda

Desgraciadamente, no podemos hablar sólo de magia, de buenos recuerdos y de felicidad. Por más que quien visite un parque Disney lo haga en busca de ello; por mucho que, de hecho, casi todo el mundo disfrute de los parques y se lleve buenos recuerdos y un poco de magia en la maleta para su vuelta al día a día, la magia no se come ni da de comer.

Eurodisney ofrece trabajo a muchísimas personas. Miles, si sumamos empleos directos e indirectos. Y todas estas personas prestan su servicio a cambio de un sueldo que, por desgracia, no puede pagarse en monedas mágicas, puesto que aún no son de curso legal.

Eurodisney lucha contra su deuda

Eurodisney lucha contra su deuda

El hecho de abrir, aunque no hubiera ni una sola persona a cargo de los recintos (algo imposible e impensable, por otra parte) supone una serie de gastos, por ejemplo, los energéticos, que por desgracia el genio de Aladino no puede cubrir con un mero deseo.

Los gastos desbordan a los ingresos

Es más: la mera existencia del parque supone un gran desembolso para la empresa, que ocupa un espacio, un terreno que, necesariamente, ha de pagar a sus propietarios, sean estos públicos o no.

El caso es que , aunque no suene nada mágico, el país de Nunca Jamás no puede evitar que quienes manejan el dinero crezcan y deje de importarles la magia, la ilusión y, mucho peor, el sentimiento de un niño. Que Eurodisney debe pagar, como cualquier otra empresa, vaya. Y las cuentas demuestran que el parque no es ajeno a la avaricia de bancos e inversores.

Como cada 3 de Septiembre, ha concluido el ejercicio anual de Euro Disney SCA, y la empresa ha presentado sus resultados de 2012, año en el que, por cierto, se ha celebrado el 20 aniversario del resort.

Aumentan los ingresos

Los dos parques parisinos de Disney han recibido un total de 16 millones de visitas, lo que supone un 3% más que en 2011: un nuevo récord. Cabe añadir también que los visitantes se gastaron, de media, un 1% más de dinero en los parques.

Por otra parte, fueron menos los extranjeros que decidieron pasar la noche en los hoteles del resort; sin embargo, gracias a que ha aumentado el número de franceses que prefirieron hacerlo así, la facturación media de los establecimientos creció ligeramente.

Pero los gastos aumentan aun más

Con todo, por desgracia, la pérdida anual de la empresa ha crecido en un 54%, hasta alcanzar los 85,6 millones de euros. Este incremento se le atribuye al de los costes de financiación de la deuda. Y es que las cargas anuales llegaban a los 103,7 millones de euros, lo que supone un 37% más que en el año previo.

Cabe añadir que el plan de refinanciación, finalizado el 27 de Septiembre, supone principalmente créditos por valor de 1332 millones de euros que reducirán el tipo de interés medio que la empresa pagaba hasta ahora por su deuda.

Mickey Mouse sigue ahí

Suena ahora mismo en mis cascos una balada deliciosa de un grupo alemán llamado “Helloween”. La canción se llama “Your turn” y de ella extraigo estos versos:

“See the little boy holding mama’s hand / His eyes can see the things we’ve long forgotten / The world is easy now–and somehow / He’s right / Until there is this day when Mickey Mouse must go away”.

Vale, traduzco: “Mira al niño pequeño de la mano de mamá / Sus ojos ven cosas que nosotros hace tiempo que olvidamos / El mundo es fácil ahora… y de algún modo / Tiene razón / Hasta que llegue el día en el que Mickey Mouse deba irse”.

Una letra que firmarían muchos

Es una balada deliciosa con una letra que suscribiría casi cualquier adulto a que le quede dentro algo parecido a la ilusión, por más que el mundo, con sus necesidades creadas, sus dimes y sus diretes se empeñe en ahogar.

Todos hemos sido niños, y algunos no hemos dejado de serlo de todo. Es más: el día que pierda la capacidad de ilusionarme con una tontería, de reírme con las desventuras de Donald, de repetir frases como “¿Confías en mí?… ¿¡Confías en mí!? ¡¡Pues salta!!” quien haya visto Aladdin, sabe de qué  hablo. El día que no se me escape una lágrima viendo “La bella y la bestia”. Ese día cantaré “Your turn”, pero se convertirá en la canción más triste del mundo.

Un Nunca Jamás en el mundo real

Afortunadamente, existe un lugar donde taitantas primaveras, puedo ser ese niño risueño, emocionado, alegre e ilusionado. No: no hablo de Nunca Jamás. Una cosa es que añore la infancia y otra muy distinta es que esté para que me encierren. Nunca Jamás es una tierra más o menos imaginaria.

Además, el vuelo a mi particular país de fantasía no precisa de polvo de hada: es suficiente con tomar un avión al Charles de Gaulle (el aeropuerto de París) y de ahí un tres, bus, coche, bicicleta o calzado cómodo y resistente hasta Eurodisney.

Que no se vaya nunca

Cada vez que lo visito compruebo, para mi alivio, que el niño que fui y sigo siendo sale con facilidad, que chillo y siento un vértigo mortal en las montañas rusas, me emociono y recuerdo fragmentos de películas y de sus diálogos. Dormir, comer, pasear en el parque me ayudan a comprobar que la magia sigue en mi alma y la alegría es parte de mi ser.

De vez en cuando visto Eurodisney y compruebo que Mickey Mouse sigue ahí