Sin embargo, en nuestra realidad, los villanos no sólo existen, sino que a veces son invencibles. Claro que no son leones ni tipos ojerosos con una barbita ridícula, o no siempre, al menos. En ocasiones el malo de la película aparece en forma de enfermedad incurable o de síndrome. Es entonces, cuando sabemos que el final más feliz posible es de la aceptación del mal, cuando decidimos cerrar los ojos.
Diferentes, no peores
Terminado este primer razonamiento, retomamos la figura de Keston Ott-Dahl. Se trata de una madre estadounidense cuya hija padece síndrome de Down. En lugar de acoger a su niña en un abrazo protector y esconderla de las miradas de quienes se sentirían incómodos viéndola, Ott-Dahl ha decidido que no sólo no va a sobreproteger a un ser humano distinto (¡no peor!), sino que quiere que su realidad sea visible y tan normal como pueda ser para los niños del mundo entero. El caso es que esta madre ha lanzado una campaña en la web para que Disney incluya a personajes con el mismo síndrome que su hija y otras discapacidades en las películas infantiles. Lejos de caer en saco roto o de recibir una condescendiente y casi burlona respuesta, la iniciativa ya ha recabado 66.000 apoyos.
Todos los niños deben caber en el mundo Disney
Residente en Antioch (California) y madre de Delaney, una niña de 15 meses con síndrome de Down, Keston ha lanzado la campaña “Pidamos a Disney que represente a niños con síndrome de Down en sus películas animadas”, cuyo fin es hacer que se acepte a los niños con estas discapacidades entre sus propios compañeros. Como cualquier otra pequeña de su edad, Delaney disfruta de las películas animadas de Disney… pero no va a encontrar nunca un reflejo más o menos parecido a ella o a su mundo. Sin embargo, su madre considera que los niños afectados de Down también son príncipes y princesas. La página web de la campaña, care.com, está ya muy cerca de alcanzar las 67.000 firmas a las que quieren llegar antes de mandarle a propuesta al presidente de Disney, Sean Bailey.