Miguelito

Hoy no vamos a fijarnos en números, atracciones ni hoteles. Lo que hoy llama nuestra atención es un balance que, de una u otra forma, queríamos hacer antes de que llegara Diciembre. Y es que en 2012 se han cumplido los 20 años de Disneyland París.

Con este artículo, nos adelantamos a todos aquéllos que esperan a última hora para decir si algo ha estado bien, mal o justo lo contrario. Además y por si los iluminados que hablan de que los mayas dijeron que el 21 de Diciembre de este año se acaba el mundo tienen razón, nosotros nos dejamos los deberes hechos.

Miguelito

Miguelito

No es fácil resumir la historia de estos veinte años en pocas-ni en muchas- palabras. Tal vez puedan concentrarse, en imágenes, pero no fotografías ni vídeos. De  hecho, el mejor resumen es el que te vas a montar ahora mismo en tu mente: cierra los ojos (…)

Corrección

Ahora que los has abierto, me doy cuenta de un pequeño problema logístico: si cierras los ojos, no puedes seguir leyendo este artículo. Mantenlos abiertos hasta que te digamos que los cierres.

Cuando bajes los párpados, en unos minutos, imagínate a un niño… Seis o siete años, apenas. Uno rubito y de ojos claros y muy brillantes, con una sonrisa mellada. Es menudo y delgado para su edad. Viste… Como visten todos los niños, con ropa informal y colores alegres.

Imaginación

Ponle un nombre: Pedro, Daniel, Jorge… ¡Miguel! Lo voy a llamar Miguel. Tú, llámalo como te parezca. El caso es que Miguel cree que el mundo se reduce a esa minúscula parcela que es capaz de aprehender con la vista y el futuro más lejano, a las Olimpiadas que va a ver con su padre cuando acabe la escuela.

Un día de Mayo, sus padres, en la cena, tras dirigirse entre sí una mirada cómplice, le preguntan “Oye, Miguelito, ¿a ti te gustaría conocer al ratón Mickey?” Y ese es el principio. Un viaje como él no imaginaba que existiera, una noche en la que no concilia el sueño. El desayuno menos apreciado y más rápido de su vida…

Ilusión

El parque. Miles de personas. Atracciones, colores y música que se mezclan para hacerlo feliz. Cuando el ratón animado se muestra ante él, en tres dimensiones, vivo y saludándolo, los ojos brillantes de Miguelito, la sonrisa, el gesto del niño resumen veinte años de Disneyland París.

Para que acabes de comprenderlo: esa imagen que te has formado es la que se ha repetido miles (¡millones!) de veces y la que da sentido al parque, en sus veinte años y en los doscientos venideros. Ahora, cierra los ojos e imagínate que tú eres Miguelito. Bienvenido a la magia. Bienvenido a los veinte años de Eurodisney.