¿O deberíamos decir el peor? O sea, el que tiene al mismo tiempo más carácter y más encanto, aquel en el que confiaríamos para que nos engañase, robase o encerrase en una húmeda celda en el sótano más profundo (o en la torre más alta del castillo más espeluznante). Los malos son un elemento fundamental en el cine Disney, sin el que el héroe queda deslucido y la historia pierde su sentido.
Toda película Disney que se precie tiene su memorable villano: la madrastra-bruja Grimhilde de Blancanieves, la madrastra Lady Tremaine y familia en Cenicienta, la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas, Hopper en Bichos, los gatos siameses Si y Am de La dama y el vagabundo, Frollo en El jorobado de Notre Dame, Úrsula en La sirenita…