Desde que se inventó Eurodisney allá por mediados de los noventa, todos hemos notado una especie de atracción magnética que nos impele a acercarnos y visitar aquel punto, especialmente si tenemos niños pequeños a nuestro cargo, o si nuestro niño interior sigue pataleando y aún no se ha dado cuenta de la manipulación manifiesta que la megacorporación Disney ejecuta en nuestras mentes y corazones.
En fin, que aquí vamos a ayudarnos a ponernos en situación y a localizar de forma fácil los hoteles que rodean el parque. La República Disney Europea tiene, digamos, dos está conformada por dos anillos concéntricos. El primero de ellos, el más pequeño e interior, es el propio parque. El segundo es un círculo perfecto formado por el boulevard de l’Europe, el boulevard du Grand Fossé y La Meridiènne.
Dentro, lo que se dice dentro del parque, en su entrada, sólo encontramos el Disneyland Hotel (rue de la Marnière). Es uno de los siete hoteles oficiales Disney (hay otros siete “asociados”) del complejo, sin duda su buque insignia. Ellos lo califican de majestuoso, yo diría más bien empalagoso, pero eso sí, exclusivo (se nota en el precio) y a un paso del tomate.
Para todos los gustos y casi todos los bolsillos
Casi todos los otros hoteles Disney se encuentran también en la “zona noble” del parque, aunque tienen menor categoría que el primero. Son temáticos, recreando ciudades o ámbitos típicos norteamericanos y reuniendo diferentes especificidades: el New York (avenue René Goscinny) es el siguiente en cercanía y categoría, suites con todas las facilities que cabe esperar: piscina, WiFi, encuentros con los personajes Disney…
El Newport Bay Club y el Sequoya Lodge (ambos en la avenue Robert Schuman) son los siguientes en la escala. El primero tiene habitaciones familiares; el Lodge es más rústico y no cuenta con servicio de habitaciones. El Cheyenne (que recuerda al desértico Sudoeste) y el Santa Fe (inspirado en el Far West) son claramente más básicos, con habitaciones sencillas, parking, encuentros con los personajes Disney y poco más.
Bastante más lejos, a quince minutos en coche, encontramos el Davy Crockett Ranch, unos solitarios bungalows equipados únicamente con parking y piscina, y que pueden recibir ocasionalmente la visita de los personajes Disney. Como vemos, una amplia gama donde elegir sin salir de las garras del gigante mediático cuya marca de la casa es que consigue caernos bien a pesar de sus maldades sin cuento.