¿O deberíamos decir el peor? O sea, el que tiene al mismo tiempo más carácter y más encanto, aquel en el que confiaríamos para que nos engañase, robase o encerrase en una húmeda celda en el sótano más profundo (o en la torre más alta del castillo más espeluznante). Los malos son un elemento fundamental en el cine Disney, sin el que el héroe queda deslucido y la historia pierde su sentido.
Toda película Disney que se precie tiene su memorable villano: la madrastra-bruja Grimhilde de Blancanieves, la madrastra Lady Tremaine y familia en Cenicienta, la Reina de Corazones de Alicia en el país de las maravillas, Hopper en Bichos, los gatos siameses Si y Am de La dama y el vagabundo, Frollo en El jorobado de Notre Dame, Úrsula en La sirenita…
Siguiendo estos ejemplos, ¿Cuáles serían los elementos imprescindibles para convertirnos en un villano de pro? Ya hemos visto que Disney siempre tuvo debilidad por la realeza y las madres putativas, sí. En cualquier caso, conviene ser poderoso. Los felinos, de los que encontramos múltiples ejemplos, parecen ser los más malos entre los animales. Por último, lo más importante es tener un amigo tonto-cómico que sirva de contrapunto y suavice un poco nuestra maldad.
A cada personalidad, un malvado diferente
Por eso, algunos personajes malvados al final no resultan tan malvados, porque no pueden o porque no quieren. Buenos ejemplos de estos villanos de medio pelo son Madam Mim, la bruja de Merlín en Encantador, que no puede competir con el mago y termina dando un poco de penilla. Lo mismo ocurre con el príncipe Juan, archienemigo de Robin Hood, cuya afición a chuparse el dedo rebaja bastante su caché como malo.
Scar es seguramente el villano más completo de todo el universo Disney, aunque el visir Jafar tampoco se queda atrás (los noventa fueron buenos tiempos para la villanía en general). Entre las chicas, mis preferidas son Maléfica, sin duda, y la estrambótica Cruella de Vil por lo fácil que es encontrar gente parecida en la vida real. El Capitán Garfio llega a inspirar ternura. En fin, cada uno que escoja a su favorito…
Los villanos siempre han sido mi debilidad, y si pudiera convertirme en uno de sus personajes, sin duda escogería a uno de estos cinco. Porque combinan la inteligencia con el cinismo, siempre con un fondo de humor (maligno, claro). Su único problema es que suelen obsesionarse con un tema (hacerse con el poder absoluto, matar a un familiar, ¿quién no lo ha pensado alguna vez?), y eso los pierde; porque el fracaso es el último de sus atributos.