Seguro que todos recordamos y hasta añoramos aquellas películas de dibujos de la casa Disney allá por los años 50 con su oscarizada “Blanca Nieves”. Quien consiguieron popularizar el cine animado que hoy conocemos como el método tradicional de hacer animación.
Una serie de dibujos que se plasmaban en distintas hojas y se iban pasando a gran velocidad, representando así movimientos y gesticulaciones. Algo que más de uno ha hecho alguna vez en libros o cuadernos en horas de clase, haciendo que nuestras cabezas volaran más allá de las matemáticas, literatura, etc.
La crisis llega a todos
Es una autentica pena, pero tal como están las cosas y con las nuevas formas tecnológicas para realizar animaciones con programas a ordenador, ha hecho que Disney haya tomado la dura decisión de ver muy reducida su plantilla de animadores tradicionales.
Tanto es así que el departamento que un día dio la oportunidad a un joven Tim Burton y completo su formación artística, ha tenido que poner el cierre para siempre a las animaciones en 2D. Siendo la película de “Winnie the Pooh”, en 2010, la última que se proyectaría en los cines.
Uno de los primeros en anunciar la noticia fue Tom Bancroft, uno de los creadores de la película “El Rey León” al conocer la noticia de los últimos despidos de Walt Disney. Quienes despidieron a 9 de los 11 últimos miembros de la plantilla creativa tradicional.
La solución por medio de la retribución de plantillas
Estos despidos forman parte de una nueva retribución que Disney decide tomar para afrontar la crisis que mueve a medio mundo. La solución les ha llevado a tomar la complicada decisión de verse obligados a despedir hasta 150 puestos de trabajo de cada uno de sus departamentos.
Es una tontería pensar que el público no quiere ver más películas en formato 2D, ya que hace poco hemos podido ver cómo fue premiado el corto ganador de un Oscar “Paperman”. Pero es una realidad que ha visto dejar en el aire futuros proyectos como la segunda parte de “¿Quién engaño a Rober Rabbit?”.
Aunque en Hollywood ya creen que la animación popular es una disciplina que debe estar en el museo de la historia del cine. La realidad es que en Europa aun atrae a un gran número de seguidores, algo que pudimos ver con éxitos como “Chico y Rita”, de Fernando Trueba.
Una noticia que, aunque no es oficial, crea cierta indignación a profesionales como público, que ve en el formato 2D la base de aprendizaje de la animación actual y una forma de amar el cine a los que crecimos con películas como “Dumbo”, “Aladín” y todos los que ahora forman la gran galería de Clásicos de Disney.