Tiempos para la lírica

De acuerdo: como decían, allá por 1983, Germán Coppini, Teo Cardalda, Pablo Novoa y Luis García, son “Malos tiempos para la lírica”. Sí, sí: El cuarteto era “Golpes Bajos” e hicieron historia en los ochenta vigueses y españoles, pero eso no viene al caso.

Lo que sí parece venir a cuento es el título de su primer y casi principal éxito -con permiso de media docena de auténticos temazos, como “Fiesta de los maniquíes” o “Escenas olvidadas”, por ejemplo-. Y es que, nos guste o no, la lírica parece que no tiene hueco entre colas del paro y primas de riesgo…

¿No?

¿Qué es más lírico que unos ojos brillantes? Pues que estos ojos miren con la inocencia de un niño. Y no me vengas con que es más lírica una pareja de la manita, paseando por un campo tralará-tralarito, porque esas tonterías bequerianas deberías haberlas superado cundo cumpliste lo dieciséis y te regalaron la primera moto, el primer viaje de fin de curso y el primer puñal al corazón (mírate en el espejo: verás qué cara se te ha quedado).

Un poco tarde, pero le ponemos los dos rombos

Al menos tal como yo lo veo, quizá porque con los años me voy haciendo más cínico y escéptico, la lírica, la verdadera poesía, se encuentra en un niño que aún piensa que Mickey Mouse y Minnie son amigos y juegan juntitos, que a Daisy le gusta que Donald se algo gruñón y no un maltratador psicológico…

… Y que el Tío Gilito no es un cabrón sin entrañas que vendería el alma de sus sobrinos (o lo que sean Jaimito, Juanito y Jorgito) a los Golfos Apandadores sin con ello se hiciese un poco más rico (¿Por qué se me viene a la cabeza imagen de ciertos banqueros?)

Me parece que los párrafos anteriores me han quedado más duros que el turrón de la cena de Nochebuena del Grinch. Bueno. Me temo que la vida te va endureciendo y que debería haberle puesto los dos rombos a este escrito. En fin, a tiempo estás de dejar de leerlo.

Si toda la familia se pusiera de acuerdo con Papá Noel…

Lírica. Justo la antítesis de lo que estoy escribiendo. Como la antítesis de lo que estoy escribiendo es la cara que se le queda a un niño cuando le dices que va a pasar el día 26 de Diciembre en Eurodisney.

Poesía pura es mirarlo a los ojos cuando salta y chilla de puros nervios para que le abran de una vez el parque. No hay letra ni canción que describa la sonrisa cuando ratón Mickey accede a fotografiarse con el peque…

Tal vez, en lugar de que Papá Noel dejara un regalo en casa de papá y mamá, otro la de unos abuelos, otro más la de los otros yayos… Tal vez, y sólo tal vez, Papá Noel podría reunir a toda la familia y decirles que este año sólo va a haber un regalo: unos días en Disneyland París.

¡Vaya! Al final parece que te has decidido a leerte todo el artículo…