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Frases… ¿Para niños?

Yo… he visto cosas que vosotros nunca creeríais: He visto a un ratón sonriente abrazar a los niños. He visto a esos niños llorar de emoción. Todos esos momentos permanecerán… en el tiempo… endulzando los recuerdos. Es hora de vivir.

Si has visto “Blade Runner”, te sonará la cita, adaptada para la ocasión. Si no lo has hecho, ¿a qué estás esperando? Pero no he traído a colación una de las más famosas frases del cine en vano. Lo hago porque Disney (hasta donde yo sé, nada tiene que ver con “Blade Runner”) también ha dejado frases que forman parte del imaginario colectivo. Aquí van unas cuantas:

Vamos a empezar por una que podemos oír en la que quizá es mi película favorita entre las de animación de Disney. En un momento dado, Rafiki (esa mezcla de mandril y papión anciano y sabio) le dice a Simba, en El rey león: “El pasado puede causar dolor, pero según lo veo puedes huir de él o aprender”. Y ahí nos deja a todos: dándole vueltas.

Sabiduría universal

Ya que nos hemos puesto profundos, pongámonos también orientales. Concretamente, lo hacemos con la película Mulán. En ella, el emperador le dice a Xiang: “La flor que florece en la adversidad es la más rara y bella de todas”. Nada que no sepamos, pero siempre es bueno recordarlo.

Regresamos a Occidente con una frase que le dice Merlín a Grillo en La espada de piedra: “Busca siempre destacar, no debes ser mediocridad. Nada dejes al azar y trata siempre de triunfar. De ti depende descollar y qué tan alto has de llegar, quien no se atreve a intentar nunca cruzará la mar.” Que lo de ser discreto… mejor no.

De tierras inglesas, a París, con El jorobado de Notre Dame: “La vida no es un deporte de mirones, si pasas el tiempo observando, verás tu vida pasar y tú te quedas atrás.”, le dice, no sin razón una voz a Cuasimodo.

Mensajes maravillosos

Y vamos a terminar con un extracto de la letra de la canción de Tarzán: “No puedo entender nuestro sentir, ni confiarán en nuestro proceder. Sé que hay diferencias, más por dentro somos iguales tú y yo”.

Podría seguir con una buena cantidad de citas más, pero creo que es suficiente para que quede clara la tesis que, al fin y al cabo, quiero defender en este artículo: tal vez las películas de Disney sean para niños, pero el mensaje que en ellas se transmite va mucho más allá. Son obras con –tatuémonos esta palabra en un lugar bien visible- valores.