El llanero solitario se cae con todo el equipo

La película que Disney ha producido sobre uno de los iconos de muchas de las infancias de quienes hoy peinamos canas apunta a fracaso: “El llanero solitario” la lujosa película del Oeste de la Factoría de magia, protagonizada por Johnny Depp, tuvo muy pocos espectadores el pasado 4 de julio, festivo en Estados Unidos.

De hecho, el día de la Independencia estadounidense, “Mi villano favorito” arrolló en números al vaquero en las taquillas de todo el país. La película de animación de Universal ha obtenido más de tres veces lo que ha ingresado el western desde su estreno.

Uno de los motivos de este mal comienzo de la película de Depp puede provenir de las malas reseñas que ha obtenido por parte de la crítica. Para muestra, un botón: El crítico del Chicago Sun-Times Richard Roeper ha hablado de la cinta, cuyo precio ascendió a 250 millones de dólares, como “basura bien filmada”.

Una cinta que no ha acabado de calar

Pero es que la crítica popular, la que deja sus opiniones en Internet, tampoco es demasiado clemente con la película. En esta ocasión vamos a tomar como referencia una página que lo es en el sector: Rotten tomatoes. De entre las ciento diez primeras evaluaciones registradas en el sitio, sólo una de cada cuatro recomendaba la película.

Tal fue el frenazo en las expectativas en su estreno que la propia productora rebajaba sus esperanzas para el primer fin de semana, de modo que calculaba que sus ventas rondarían los 45 millones de dólares, en lugar de los números que se manejaban en principio, de entre 60 y 70 millones.

La esperanza viene de fuera

Y eso que, tal como decía dijo Jeff Bock, analista de Exhibitor Relation, empresa que analiza las ventas de las taquillas: “Si termina ganando menos de 50 millones de dólares en el lapso de cinco días, muy probablemente será considerada como un error”. Con todo, Depp tiene mucho tirón fuera de Estados Unidos, lo que podría ser un importante empujón a la hora de vender la obra allende las fronteras americanas.

El descomunal presupuesto invertido por la productora (225 millones en la realización de la película y 100 más en la comercialización) responde a la nueva estrategia de esta división de Disney:

La idea es gastar más dinero en una menor cantidad de películas, de modo que cada una de ellas se convierta de por sí en una franquicia que produzca ingresos a través de sus secuelas, merchandising, ventas a televisiones o atracciones en los parques temáticos.